Niños: Supervisión o control

Nancy Romero expone algunos consejos muy útiles para aquellos que tienen hijos en edad escolar. Aprenda cómo utilizar los principios eternos para lograr que sus hijos sean buenos estudiantes y personas de éxito.

Supervisión o control
Nancy Romero B.
Ser padre o madre de familia es un gran reto en la vida de todo ser humano, ya que no existe ningún "manual de instrucciones" en el que se garanticen o se brinden las pautas a seguir para lograr la mejor formación de los hijos. Es importante recordar que el primer medio de socialización y educación, antes de que los niños y las niñas entren al sistema educativo, es la familia. Ahí es donde se aprenden y practican las primeras costumbres, tradiciones y valores, que en un futuro se pondrán en práctica en la sociedad...
La primera vez que el niño y la niña entran al sistema formal de educación, llámese preescolar o primaria, conlleva un gran reto para los padres y madres de familia, ya sea porque es el primer hijo que se incorpora al sistema de enseñanza, o porque es otro de los hijos que inicia sus estudios, ya que cada niño es único y experimenta una serie de desafíos particulares. Es fundamental considerar que en esta etapa se viven una serie de cambios en el desarrollo físico y cognitivo de los niños y niñas: es un periodo de nuevos impulsos, nuevos sentimientos y emociones intensas.
En edad escolar, los niños se encuentran en plena formación de hábitos y conductas que los marcarán para el resto de su vida. Es por eso que la autonomía y la seguridad de los niños y las niñas, son fundamentales para que la tarea educativa se desarrolle satisfactoriamente. Una condición fundamental que deben tener los padres y madres de familia es autoridad: el pequeño debe ver en ellos un punto de apoyo, una seguridad, una fuente de cariño sincero, que los guíe en su campo de conducta.
¿Supervisión o control?, cuando un niño entra a la escuela, es posible que la ansiedad envuelva a los padres de familia, tratando de que "todo les salga bien". No obstante, la mejor manera de apoyar a los escolares es brindándoles confianza en sí mismos. Los niños y niñas aprenden a confiar en sus propias capacidades cuando se les asignan responsabilidades y las mismas son supervisadas, para verificar su realización apropiada. No podemos esperar que los hijos hagan las cosas sin errores desde el principio, o "de modo perfecto", pero la única manera en la que irán aprendiendo a desarrollar sus labores es con práctica y constancia. Para eso, debemos dejarlos aprender a hacer las cosas en forma autónoma.
Enseñarles a asumir responsabilidades es fruto de perseverancia y trabajo constante, así como de paciencia y acompañamiento, por lo que los padres y madres deben ir generando, poco a poco, un compromiso en sus hijos con respecto a las tareas que deben efectuarse. El simple hecho de solicitar al niño o la niña que aliste sus materiales escolares para el día siguiente y que luego el padre o la madre verifique que lo lleve todo completo, contribuye a erradicar el que en la escuela se escuche la excusa: "mi mamá no me lo echó".
Llama mucho la tención, ver las caritas de asombro, duda y felicidad de los niños y las niñas cuando van por primera vez a la escuela, así como el rostro de incertidumbre de los padres de familia, cuando dejan a sus hijos en un aula escolar, preguntándose: ¿le irá bien a mi hijo?, ¿será capaz de aprobar el año con satisfacción?, entre muchas otras inquietudes que rondan el pensamiento de los padres. Es aquí donde el apoyo docente juega un papel muy importante para tratar de dar la confianza que, en ese momento, necesitan los padres de familia.
Se debe considerar también que, en edad escolar, los niños y las niñas experimentan una serie de cambios, ya que es un periodo de nuevos impulsos, nuevos sentimientos y emociones intensas, por lo que el apoyo de la familia es fundamental.
¿Cómo deben los padres apoyar el proceso de enseñanza y aprendizaje de sus hijos? Esta pregunta brota de la mente de los padres, quienes tratan de buscar la mejor respuesta, para así poder lograr un mejor éxito escolar de sus hijos, sin olvidar que hoy en día, son muchos los hogares en los que ambos padre y madre, trabajan fuera de casa, por lo que se necesita un trabajo conjunto "hogar - escuela", para buscar el bienestar de los educandos.
Algunas de las pautas recomendables para los padres y madres al supervisar la entrada de los niños a la escuela son las siguientes:
1. Es necesario establecer reglas para los niños y las niñas sobre tiempos de estudio y el compromiso que deben asumir para con las propias responsabilidades. Las reglas se deben establecer de modo claro y consistente: pídale al niño o niña su opinión sobre las reglas y establezcan el acuerdo en conjunto. Este modo de comunicar los límites contribuye con el seguimiento práctico de las reglas.
2. Hable claramente cuando sus hijos e hijas no cumplan con sus responsabilidades: utilice un tono de voz firme, pero sin levantar la voz, esto con el fin de lograr una mejor compresión de sus hijos e hijas ante las normas establecidas. Nuestro objetivo es que el mensaje quede claro para los niños y niñas; aunque en algunos momentos experimentemos frustración, recordemos que no se trata de desahogar nuestro estrés o ansiedad, especialmente al enseñarles a hacer las tareas. Demuéstrele a su hijo o hija que usted respeta y entiende sus sentimientos, pero que se mantiene firme con respecto a sus expectativas.
3. Recompense el comportamiento positivo: generalmente prestamos más atención a los cambios drásticos de conducta, sin embargo, prestemos atención a los comportamientos positivos cotidianos de los infantes y reforcemos su realización.
4. Tenga siempre presente las capacidades que posee su hijo o hija: no menosprecie las potencialidades que poseen los infantes, esto contribuye a limitar las diversas actividades que puede realizar.
5. Demos un buen ejemplo de los valores que deseamos inculcar en nuestros hijos e hijas: los infantes aprenden del ejemplo.
6. Pida ayuda si la necesita: ser padres ofrece desafíos. Una estrategia fundamental es mantenerse en constante comunicación con la educadora o educador de su hijo o hija, para trabajar lo más en conjunto posible.

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