Lectura de 13/02/2017 Josué 24, Jueces 1 al 4
YO Y MI CASA
Cuando un hombre se compromete con Dios y le obedece generalmente
toda su casa es levantada.
Josué ha cumplido el propósito para el cual Dios le llamó y
está preparando su partida, tal como lo hizo su mentor y padre espiritual Moisés
antes que él convoca al pueblo para darles unas últimas palabras. Les recuerda
las grandes cosas que el Señor hizo por ellos y luego les dice que hay dos
opciones, servir a los dioses falsos o servir a Jehová y que él había optado
por servir a Jehová.
Encuentro algunas lecciones destacables en el discurso de Josué:
- El compromiso familiar Josué estaba a punto de entregar su alma ¿cómo podía saber que su esposa, hijos y demás gente de su casa servirían a Dios?, la respuesta está primeramente en que él había obedecido en enseñar a su familia la Palabra de Dios y en segundo lugar en que él tenía fe certeza de que si el había hecho bien su parte Dios haría la suya guardando los corazones de su familia.
- ¿A quién servimos? En Josué 24:15 El pasaje es claro respecto a que el hombre siempre sirve a alguna divinidad y si elige no servir al Dios verdadero está sirviendo a otros dioses (es decir demonios) aunque lo ignore, aunque se diga a si mismo ateo o agnóstico. Mucha gente hoy en día se dice ‘yo no soy religioso’ ‘yo no creo en Dios’ o ‘yo hago lo que yo quiero’, normalmente los que piensan así son los que más sirven a otros dioses, sin siquiera notarlo.
- Dios es celoso En el versículo 19 de Josué 24 casi parece que Josué quiere convencer a los Israelitas de no elegir servir a Dios ¿por qué? Porque si hacemos un compromiso con Dios Él se encargará de cobrárnoslo ¿Significa esto de que deberíamos evitar comprometernos con Él?, NO, significa que si prometemos algo lo cumplamos y si realmente no tenemos intenciones de hacerlo pues que mejor no hagamos promesas movidos por nuestras emociones o por quedar bien.
JUECES
OBEDIENCIA TOTAL
Cuando Dios nos ordena algo debemos obedecer en tiempo y
forma.
Dios había ordenado al pueblo de Israel expulsar a los
cananeos, a todos ellos y matar a sus reyes, de pronto tras la muerte de Josué
a los israelitas les pareció mejor empezar a matizar la obediencia, a los
cananeos no les expulsaban sino que los hacían tributarios, las ciudades no las
ocupaban sino que sólo las conquistaban, a los reyes no los mataban sino les
cortaban los pulgares y los llevaban presos ¿Por qué lo hicieron? Bueno, quizá
por ignorancia, quizá por pereza, quizá por arrogancia o por falsa piedad pero
ninguno de esos motivos les serviría de excusa ni les libraría de las
consecuencias de su desobediencia.
Resulta que cuando nosotros desobedecemos en algo que nos
parece menor, porque nuestro criterio nos parece mejor que la orden que Dios
nos dio caemos en una espiral sin fondo que nos lleva acciones peores, más
tarde en el libro de jueces veremos como estas acciones del pueblo de Israel
les llevaron a ellos a contaminarse con el estilo de vida de sus vecinos
cananeos y les envolvieron pecados cada vez más terribles al punto que luego
pasaría de ser los dueños de la tierra a ser ellos los que pagaban tributo y
los siervos de las naciones que debieron expulsar. Se cumplió lo profetizado
por Dios en Jueces 2:3 que los cananeos “serán azotes para vuestros costados, y
sus dioses os serán tropezadero.”
¿Quiere ser realmente libre? Obedezca completamente.
NO CONOCÍAN A DIOS
Jueces es una historia muy triste de más fracasos que
victorias, si Josué relata muchas victorias políticas y militares en Jueces
todo lo conquistado se pierde por causa de las derrotas espirituales y nos
podemos a meditar ¿Cómo fue posible que sucediera esto?
En Jueces 2:10 encontramos la respuesta “… toda aquella
generación (la generación de Josué) también fue reunida a sus padres. Y se
levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra
que él había hecho por Israel.”
Dios había ordenado claramente a los que salieron de Egipto
y luego a los que entraron con Josué a la tierra prometida que repitieran a sus
hijos la Ley, la Palabra de Dios diariamente, varias veces al día, había establecido
un día a la semana para dedicarlo a eso exclusivamente y varios feriados y
fiestas para conmemorar hechos puntuales destinados a que las nuevas
generaciones conocieran de su poder y magnificencia, adicionalmente estaban
pruebas físicas de los milagros que hizo Dios en medio de su pueblo que debían
ser mostradas a los niños y jóvenes y aún ciudades y lugares a los que se les
había cambiado el nombre para que los padres expliquen a sus hijos “esta ciudad
recibe este nombre porque Dios hizo tal cosa acá”. Aun con todo esto, en el
afán de la conquista, los israelitas descuidaron el formar a la siguiente
generación en los caminos del Señor, al punto que sus hijos y nietos ni
siquiera conocían a Dios, ¡que terrible! ¿Conoce usted algún caso similar?
No descuidemos de hablarles a nuestros hijos reiteradamente
de los fundamentos de nuestra fe, ellos son nuestro principal ministerio.
DIME CON QUIEN ANDAS…
Un viejo adagio dice ‘Dime con quién andas y te diré quién
eres’, la Biblia enseña: ‘las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres’.
Dios no desea que los creyentes nos aislemos del mundo, eso
es claro, pero estamos en el mundo para influenciarlo con la cultura del Reino
y no al revés, el problema es que frecuentemente es muy fácil que los
cristianos se adapten a los usos y costumbres del mundo y de ahí a dejar los
principios de Dios o adorar otros dioses hay un paso muy corto.
Israel no tuvo ningún problema en ganar batallas militares
en contra de los cananeos, pero la cultura y costumbres de sus enemigos resultaron ser armas mucho más peligrosas
que sus espadas y lanzas. ¿Por qué? Porque eran cosas muy atractivas, y era gente
atractiva pronto los israelitas se preguntaban ¿Por qué Dios nos prohibió
casarnos con la gente de esta tierra (Exo_34:15-17; Deu_7:1-4)? ¿Qué tiene de
malo? Y comenzaron a hacer las cosas que a pesar de estar prohibidas por Dios a
ellos les parecieron inofensivas, no tardaron mucho para que luego estén
entregados a los cultos paganos y las abominaciones de los pueblos de esa
región.
Que el Señor nos de discernimiento para cultivar únicamente
aquellas relaciones que sean edificantes, aquellas que le glorifiquen y estén
de acuerdo con sus planes.
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