Disfruta una sexualidad plena
Por Igor Cabrera
La sexualidad fue diseñada por Dios y tiene un papel muy importante en la vida y comportamiento del ser humano desde su gestación. Somos seres sexuales, nuestro pensamiento y acción dependen en gran manera de nuestro género. Hombres y mujeres difieren entre sí no sólo en sus órganos reproductivos sino en cada célula de su ser y eso está comprobado científicamente.
¿Se ocupa la Biblia del tema de la sexualidad, la genitalidad y las relaciones sexuales? sí, ampliamente, aunque lo hace sólo en aquello que puede influir en la espiritualidad y el comportamiento del ser humano. Debido a que el objetivo de la Biblia no es ser un libro de biología sexual, ni de sociología, ni un manual de sexualidad sino ser el libro que expone el plan de salvación que Dios diseñó para el ser humano los temas sexuales que este aborda no tienen las características técnicas de libros que se dedican a abordar el tema de manera exclusiva.
Si bien es cierto que en varias ocasiones la Biblia usa eufemismos cuando se tocan temas de sexualidad, tales figuras literarias no tenían la intención de velar el sentido de la enseñanza bíblica debido a que cualquier judío del siglo I entendía que si alguien decía 'fulanito conoció a su esposa' sabía que lo que estaba diciendo es que tuvo relaciones sexuales con ella, exactamente lo mismo pasa hoy en día nosotros decimos 'hacer el amor'; hasta un niño pequeño puede entender que ‘hacer el amor’ se refiere a relaciones sexuales. De hecho hay muchas personas adultas y con una vida sexual activa desconocen el significado de palabras más técnicas relacionadas al tema como coito, orgasmo, vulva, escroto, prepucio, climax etc.
Por otro lado cuando toca el tema de la sexualidad la Biblia no se está con vueltas (como muchos predicadores lo hacen hoy en día), llama a la fornicación por su nombre, condena clara y abiertamente prácticas como el adulterio, la homosexualidad o la promiscuidad y señala con autoridad que el tener relaciones sexuales dentro del matrimonio no es una cuestión de elección sino de 'deber conyugal'. No hay nada que se le escape a la Biblia ni hay zonas grises en cuanto a la moral sexual establecida por Dios.
Ahora bien temas como "¿será correcto que le compre a mi mujer lencería de Victoria's Secret?" no van a encontrar una respuesta explícita en la Biblia, pero si principios claros como 'Deléitate en la mujer de tu juventud y sus caricias te satisfagan plenamente'. Ese tipo de cosas varían según el momento histórico, la cultura, el contexto e incluso de pareja a pareja. Sin embargo principios como pureza, la mutua entrega, el deleite, la comunicación abierta, la higiene, la fidelidad y el respeto a la dignidad y necesidades del cónyuge son absolutos y universales.
El enemigo se ha encargado de educar varias generaciones con una visión torcida y perversa de lo que es la sexualidad humana creando su propio espectro de opiniones sobre ella que van desde la mojigatería de considerar el sexo como algo pecaminoso per-se y al otro extremo están los defensores de la promiscuidad, que hacen apología de una vida libertina y de la ausencia de la moral y la ética. Las personas que desconocen a Cristo y lo que la Palabra de Dios señala sobre el sexo creen que deben escoger una posición del abanico de las que el mundo ofrece, pero Dios tiene un plan de redención integral del ser humano y nos libera aún en las áreas más privadas de nuestras vidas, bendito y alabado sea su santo nombre.
Comentarios
Te diré Igor:
Cosa curiosa: Para mí el acto de que mi esposa me haga un café sobre todo en horas de la tarde implica una dulce asociación que toca mi sentimiento de deseo y amor hacia ella. Es posible que esto pase a otros.
Voz en el desierto
A propósito del amor conyugal, un dato curioso muy personal:
La sola acción de traerme café mi esposa en horas de la tarde activa en mí el amor y el deseo hacia ella aunque sólo todo quede en un besito y unas palabras de agradecimiento. Es posible que esto le pase a otros aunque no necesariamente tras el café.
Pueden haber muchas razones en las que no me he detenido a indagar.
Dios bendiga a todos.
Voz en el desierto